En el cordón de la vereda estaban sentados, el Oráculo –que tenía la palabra-, El Ladrón de Tumbas, el Brujo y el Escéptico. Llegamos hasta donde estaban ellos junto al Poeta y el Escriba.
-Uno debe estar seguro de lo que hace –decía el Oráculo-, mantenerse firme, no dudar. Seguir sus instintos si es necesario y poner algo de esto o de aquello. Pero firme y convencido.
-Que bonitas palabras, están hablando de la vida –preguntó el Poeta.
-No, de una receta de cocina –avisó el Ladrón de Tumbas-, nos estaba explicando los ingredientes.
-La vida es como una receta de cocina –se resignó el Poeta.
En estos días hemos hecho nuevos amigos y mantenemos los viejos. La vida sigue igual y a veces parecida.
-Quédense quietos donde están –ordenó el Brujo. Vimos acercarse a la Muerte una vez más.
Como una oscura figura se acercaba en nuestra dirección, de ella parecía emanar la nada misma de su forma, llena de eternidad e imponente se acercaba la Parca, y pasó frente a nosotros, sentados y acuclillados en el cordón de la vereda, quietos como nos ordenó el Oráculo.
-Oráculo, te saludo otra vez –dijo con una voz gruesa, milenaria pero suave al mismo tiempo.
-Parca –respondió nuestro amigo.
-Señora –dijo el Ladrón de Tumbas
-Ladrón de Tumbas –saludó la parca-, el mercado sigue activo en mis cementerios. Cuando quieras volver, bienvenido.
-Gracias –se disculpó nuestro colega-. Pero sigo en el mercado de los sentimientos ahora –dijo practicando una exagerada reverencia.
-¿Vieron a Mefistófeles? –preguntó la Parca.
-Saludos respetuosos –dijo el Brujo levantando el descartable cortado con fernet con coca-. Ayer estuve con él, andaba negociando algunos asuntos en la ciudad me contó –se encogió de hombros-. Algo grande según él.
-No le crean, es muy exagerado –la risa de la Parca a continuación de su afirmación nos dejó helados, salvo al Oráculo, el Brujo y el Ladrón de Tumbas que ya la conocían.
-Hay cosas –sentenció como una declaración el Oráculo, mientras la Muerte se alejaba en el infinito en busca de su socio-. Que son muchos mas grande que nosotros, qué nuestras glorias y nuestros fracasos.
-Hay gente que no aprecia el Legado y se pierde en la vida –dijo el Ladrón de Tumbas; sorprendidos, era lo mas serio que escuchamos decir de su boca.
Es verdad, amigos desconocidos a lo largo de la historia de la humanidad, nos han dejado un Legado hermoso, para disfrutar y entender la vida. Pero hay gente que se pierde en ambiciones, poder, dolor y morbosidad. No respetan la vida, la ultrajan en todos sus sentidos y se creen compadritos poderosos por tener la decisión de arriesgar la de ellos y las del prójimo.
-Estúpidos –blasfemó el Escéptico-. No creo en ellos.
-Nosotros tampoco –asentimos.
Seremos Metaleros y nos señalarán con inquisiciones y consejos, pero al igual que nuestros amigos, preferimos no ser los Malos que suelen acusar. Somos Hombres Sensibles siempre en desacuerdo con Refutadores de Leyendas. Porque la vida está buena y el Legado es demasiado valioso, simple y hermoso para no disfrutarlo. Preferimos el brindis de amigos, un gol, la contención de la familia y calor de las musas. Todo condimentado con un buen Rocanroll.
La receta perfecta para esta vida. Y que los giles en las puertas de su infierno, la sigan chupando… que la sigan chupando.
-Hablando de chupar –exigió el Oráculo-, ¿por donde va la ronda che?, pasen el descartable tengo sed.
-No vale -dijo el Escriba-, estoy pensando el texto y todavía no lo escribí, después sale publicado en la web, no te adelantes Oráculo.
-Disculpas –levantó las manos con el descartable-. ¡Salud!
----- la pelota no se mancha -----
----- Larga vida al Rock & Roll -----