Home 26 - El Picadito en la calle antes de votar
 

 Estábamos jugando un picadito en la calle, los límites de nuestra improvisada cancha eran los cordones de la vereda y cuatro piedras con algunas prendas de vestir arriba, dos de cada lado, oficiaban de arcos. Sin arquero, el arco apenas tenia 50 cm como para que pase la pelota, los equipos formaban: el Oráculo, MAV, el Escriba y el Poeta; contra NES, el Brujo, El Ladrón de Tumbas y El Científico Loco. Don Cándido de la Posada Roja, noble caballero de extirpe medieval de un tiempo perdido relataba el picadito de futbol a los gritos con la botella de whisky por micrófono. El Escéptico era el comentarista. Algunos transeúntes se sentaron en el cordón a disfrutar el encuentro. No era un desafío a muerte, nos estábamos divirtiendo, nos hacíamos faltas tontas, festejábamos goles estúpidos, y nos tomábamos de la remera, el Ladrón de Tumbas jugaba tan bien como el Oráculo (el Oráculo hace todo bien), pero era muy tramposo. En fin, estábamos jugando a la pelota, eso es diversión sana. ¡De repente!, el grito congeló la noche y todos nos hicimos hacia los costados de manera instintiva.

-¡Aaauto! – avalado por ambas facciones, todos nos corrimos y detuvimos por un instante cada uno en su posición sin moverse, como congelados para dejar pasar al auto; iba escuchando reggaeton a todo volumen. Vi que el Ladrón de Tumbas le hacia gestos obscenos.

La noche deparaba una sorpresa, NES, tomo la pelota y esquivó al Escriba, antes que el Oráculo llegué a interceptarlo, le tiró la pelota por la derecha y el pasó por la izquierda, a MAV le hizo un caño, como el Ladrón de Tumbas iba a seguir la jugada, con una gambeta el web warriors eludió a su propio compañero, en ese momento que todos veíamos seguir a NES directo al golazo, el Oráculo, dio su dictamen - ¡Bájalooo! –gritó al Poeta, esté que no iba a permitir que la jugada termine en gol fue a buscar el contacto contra el mediocampista convertido en delantero, pero Loki el pícaro Dios del Fuego, actuó a favor del Web Warriors, esté ante la presencia inminente del trovador del grupo le cambió la dirección con una pisada tan exquisita como sorprendente; la pelota, lenta pero inexorablemente, tomó rumbo hacia el arco pero la brújula interna le falló y se perdió rozando el palo. Una lastima.

Todos aplaudieron la jugaba como si hubiese sido gol, incluso los que habían quedado en el piso. Los mirones, también lo hicieron y lamentaron el desenlace de la jugada.

Alguien entre el publico, pregunto “¿Por qué festejan si no fue gol?”.

El Oráculo volvía de buscar la pelota, y con esta bajo el brazo habló – Esto es futbol, y el sacrificio es una gloria en si misma sin importar el resultado. La nobleza esta en hacerlo por la causa justa, conseguirlo es un detalle. Las glorias no se miden en triunfos y un fracaso puede ser la mayor victoria, y las grandes victorias, se festejan en silencio –también aplaudimos esas palabras.

LA YUTA!, Rajemos –gritó el Brujo – estamos en veda por la votación.

Olvídalo y volverá por más! –grito el Oráculo mientras no se daba vuelta para correr. Atrás quedaron las luces del patrullero. Seguramente no nos iban a detener, pero corrimos igual porque nos estábamos divirtiendo.

Quizás, todo eso de jugar a la pelota en la calle, de reconocer el sacrificio pese a los resultados, quizás todo eso, sea el sentido de esta página.

-Pero no fue gol–sentenció el Escéptico.

 

 
 
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