Los Parroquianos de la taberna, hablaban en voz más alta para hacerse oír entre los demás parroquianos de la taberna que hablaban en voz cada más alta para hacerse oír entre los otros parroquianos de la taberna que hablaban en voz cada vez más alta para hacerse oír entre los primeros parroquianos del primer renglón.

-Pensé que iba a seguir varios renglones más –nos dijo en voz baja el Oráculo refiriéndose al Escriba.

-Pero esta conversación es antes que el publiqué lo que esta por pasar, todavía no lo escribió.

-Sí, sí, sí, pero yo soy el Oráculo.

-Esta es la parte donde reflexionamos sobre cuestiones que podamos relacionarlas con el sentido que le damos a la página.

-¿Hay algo? –preguntó el Brujo.

-¿Las olimpiadas?

-Bla, bla, bla.

-Sí, sí, sí, coincidimos.

Los pibes, mas qué pibes gurises (como decimos en Misiones), se emborrachaban con elíxires de pocas monedas y ostentaban su estado de ebriedad supuestamente rebelde.

-No creo que sean rebeldes –dijo el Escéptico-, inclusive algunos son grandotes pelotudos.

-La juventud está perdida –dijo uno de nosotros.

No creo que así sea, conocemos muchos jóvenes qué son buen ejemplo para muchos grandotes pelotudos. Se rompen el lomo laburando por dos pesos y buscan crecer. Lo qué sucede es qué los Giles, desparramados por todas las castas, clases sociales, géneros, edades e ideologías, son los qué siempre se hacen notar por sobre el resto y dejan mal parado al mismo resto.

-Los que hacen bien las cosas, siempre están bien, y la modestia es su virtud inherente –sentenció el Sabio-, incluso muchas veces no se dan cuenta que hacen bien las cosas.

¿Y nosotros?, ¿Hacemos bien las cosas? Los detractores siempre se encargan de hacernos saber sus críticas, y justamente son las bases en las cuales se sustenta su crítica, precisamente las que no compartimos y nos hacen actuar diferente a ellos, los que nos critican. No tenemos vergüenza de hacer lo que nos gusta, y encima divertirnos. Trabajamos, estudiamos, amamos, brindamos amistad (chin-chin), y muchas cosas más. ¿Quién es la autoridad moral sobre el cuestionamiento? La medición de audiencia de los programas televisivos. O peor aún, su lectura sobre los libros que alguna vez nosotros se los prestamos.

Hay otro mundo más allá de las noticias de los noticieros y programas de televisión Meta-programas (los que critican a las demás programas usando los contenidos de esos programas). Hay foros muy lejos de esos. Inclusive, no creemos que todo el mundo mire Tinelli, lo sabemos.

-¿Y si así lo fuera?

-En mis tiempos el pueblo crucificó al profeta –recordó el Oráculo.

-Sí, sí, sí, me acuerdo –recordó también El Brujo-, Ahora se sienta a la derecha.

En eso llego nuestro nuevo amigo el Consumidor, que es buen tipo, le pone onda a todo y tiene ganas de crecer; pero rige sus vida en concordancia a los consejos publicitarios, los informes de espectacularidad de los noticieros amarillentos y las polémicas de la farándula televisiva, sus exigencias son mínimas.

Antes de sentarse nos saludo –Che ¿De qué están hablando?

-De Tinelli –bromeó el Brujo, pero enseguida se dio cuenta de su error.

-¡Ah!, buenísimo, ¿vieron empezó patinando (por un sueño)? –luego hablo los siguientes cinco minutos sobre la primer semana de este seudo evento televisivo. Se calló, solo al recibir un mensaje de texto, el ring tone era insoportable y saturado en volumen. Se disculpo y se pasó los otros cinco minutos riéndose de cara celular y contestando mensajes.

-Hubieran hablado un minuto y salía más barato y en menos tiempo que los cinco mensajes –opinó el Sabio.

-¿Qué? –contestó saliendo de la concentración del celular el Consumidor.

No sabemos si estamos equivocados o locos, sabemos que vamos atropellando al destino sin miedo al fracaso (ya nos acostumbramos a eso), el inconveniente es que estamos tranquilos y sabemos qué ya no hay mas lugar para los fracasos.

Ese es el sentido de la página.

 

Es gracioso porqué si no lo logramos alegan que es por que estamos locos, jamás lo hubiésemos logrado. Y si lo logramos, es porque estamos locos, y nos animamos a todo.