El Sentido de la pagina –nos han preguntado-, no es tal, seguramente será todo lo contrario. Observen que quienes la hacen, cuando eran chicos usaban pañales de tela y ahora tipean caracteres; Carlitos Bala, era un genio que nos enseñaba tantas cosas importantes con canciones y juegos y su característico flequillo. Hoy sigue siendo un genio, pero esta Piñón Fijo también, claro. Y el flequillo lo usa cualquier pibe que escuche tres riffss cuadrados de una banda pop-rock.
¿Cuántos kilómetros hay que caminar para ser un callejero de alma?: solo un riff.
Y las chicas de dieciséis, que podrían ser nuestras hermanas, despiertan emociones que al pasarlas por el tamiz de la “bendita” moral, concluimos que la ropa es muy ajustada al cuerpo, cortita, sensual y que los padres han sido muy malos educadores para dejarla salir así.
El sentido de la página también es aquel, que soñábamos hace algunos años. Recuerdo teníamos un elixir en la mano, “cebada de Egipto” y escuchábamos algunas melodías en un cordón que circunvalaba en una línea eterna e infinita sobre el mismo, era una esquina y a la línea la llaman cuadra; pero no es egoísta, te invita a que sigas sobre ella hacia otro cordón, hacia otra cuadra, un recorrido personal. Y hablabas más rápido porque cuando llegabas a la casa de ella, si con los lentos no pudiste, esa era tu última oportunidad de besarla.
Ahora las esquinas están vacías y los perversos mercaderes llenan sus antros de blasfemias con los siete pecados y algunas otras cosas más. Si queres entra, pero el embudo es tan resbaladizo y no entrar, es casi imposible.
Querida esquina: te extrañamos, en algo nos equivocamos. ¡Discúlpanos!.
Y ese es el sentido de la página.