-¡¡¡Cagamos!!!.
-¿Qué pasó? –dijimos en coro preocupados.
-No Hay mas Coca-cola –dio la terrible noticia el Brujo-, alguien tendrá que ir a comprar.
-Pero faltan cinco minutos para las diez.
-Él que va a comprar no llegará volver a tiempo –presagió el Oráculo.
Ahí estábamos entonces en un dilema temporal. El que iba a comprar el elixir por excelencia del capitalismo, no llegaría a tiempo para la función.
Decidimos sortear tamaño sacrificio, ya que nadie por voluntad propia era capaz de hacerlo por lo demás. El líquido vital nos movilizaba a un perverso juego de miradas y cuestionamientos, responsabilidades y obligaciones. La faltas de Coca-cola era lo único que podía hacernos mover de frente al televisor.
-Que se anote en los anales de esta página –dijo parándose el Poeta-, que así conste en las crónicas del Escriba. Que yo, voy a comprar este maravilloso elixir, pero que hoy el capitalismo, nos venció a todos.
Y cuantas cosas más que no necesitamos, sin embargo, ahí están esperando por nosotros, vaciando los bolsillos de pocos pesos trabajados con sudor. ¿Pero quién dice que no?, el gusto, el confort, la tecnología. A veces todo es parte de esta maquinaria movida por Perversos Mercaderes. A veces es la única forma de llegar a los oídos de los adeptos, a las bibliotecas de los lectores. No es tán fatalista como suena, pero el Capitalismo, esta ganando. Espero que Marx tenga razón, y el mismo se autodestruya.
Mucho antes que vuelva el poeta, empezó Fútbol de primera.
-¡Por fin! – se alivió el Brujo-. No se puede vivir sin fútbol –todos asentimos.
Empezó un campeonato más, cargado de ilusiones, miedos y esperanzas. El fútbol ese maravilloso deporte, donde la justicia no siempre gana. Ese juego apasionante que nos provee de metáforas para la vida cotidiana; variable indiscutible del humor semanal dependiente de resultados y glorias; impulsor de discusiones y peleas con las chicas amadas.
Sin el fútbol, la vida tiene un amargo sentido de responsabilidad. Entregarse estúpidamente frente a un televisor, insultar a jugadores y árbitros a kilómetros de donde estamos, perder amores, amigos, y posponer citas y compromisos por ver un partido en el cual otros se juegan millones que nunca llegarán a nuestro bolsillo.
¡Larga Vida al Fútbol entonces!.
-¡¡¡UUUUHHH!!! –gritamos todos agarrandose algunos la cabeza, la pelota había pegado en el palo, ninguno era de Tigre ni de San Lorenzo -los contendientes-, y el partido ya se había jugado hace horas, pero la sensación de peligro producido por el impacto de la pelota en el poste, es sublime.
El Poeta abrió la puerta jadeando desesperado “no saben la piña que acabo de ver”. Unos pibes no mayores de dieciocho años se habían entregado en una rencilla callejera. La gente solo paraba a mirar casi disfrutando.
-La violencia es bastante seductora –afirmó el Científico Loco-.estya comprobado.
-Fíjense los noticieros –agregó el Escriba.
-No, no creo que los noticieros sean fiel reflejo de la realidad.
-No creo en los noticieros –avisó el Escéptico.
-Es la Espectacularidad, muchas veces de la mano de la violencia lo que llama la atención –Nos afirmó el Oráculo-, siempre fue así.
Claro que sí, desde inmemoriales tiempos. La violencia atrajo al hombre, pero es la Espectacularidad fuera de lo cotidiano, lo que mas mueve ese comportamiento que tanto criticamos. Pocos se asombran de la salida del sol, o la luna rodeada de estrellas, la lluvia es hermosa, o dos viejitos de la mano. No, lo qué asombra es el choque, la discusión a gritos en plena calle, la piña de la gurizada así los condenamos por vivir en una sociedad mala, “tiempos eran los de antes”.
-La gente es estúpida –Nos comunicó el Oráculo-.Siempre fijándose en los demás…
-Como los giles –dijimos.
-No me interrumpan –nos amonestó-. La gente no se da cuenta que lo mejor que tienen es sus propias vidas.
El espectáculo es la noticia de los comensales en la mesa. Y si hay muerte, lejana, controlada; es mejor, mucho mejor.
Golpearon la puerta. Atendió el Escriba. Era la Muerte.
-¿El Barrio de Flores? –preguntó amablemente.
-No che, te equivocaste, esto es Misiones.
-¡Uh!, me pasé –dijo dándose con la palma en la frente- una pregunta: ¿Cómo salió Huracán?
-Perdió –contestó el Brujo no sin dejar de asombrarse como todos los presentes.
-¡Qué lastima che! –se lamentó por el resultado-.¡Hey hola!, no te había visto –saludó al oráculo. Esté le devolvió el saludo.
Después cerró la puerta, antes nos aviso cuando volvía por nosotros, “Pero ojo no es seguro, esta semana fue importante y ni cuenta nos dimos”.
Se cerró la puerta y justo en el resumen del partido mostraron el gol de Bocelli, un golazo, y todos lo gritamos, a pesar de no ser de Estudiantes.
-Pásame la Coca –pidió el Brujo-. Tengo sed.